A la hora de gastar, elige felicidad
Saber consumir sí es emocionante
Ahorro e Inversión
Las compras emocionales pueden llevarte a estar rodeado de objetos que no necesitas y que no te harán sentirte mejor. Recuerda: la felicidad no se compra.
A consumir bien también se aprende. Y la primera lección es la de identificar las compras por impulso: no es lo mismo querer que necesitar. Este tipo de adquisiciones responden más bien a la necesidad de llenar una sensación de vacío emocional.
Las compras por impulso ponen en marcha un mecanismo químico de gratificación: la dopamina crea una sensación de placer y de recompensa que, por supuesto, no es continua y que terminará desapareciendo. “¿Para qué me compré esto?” Esta es la pregunta que suele surgir después del “subidón hormonal” y precede al mal sabor de boca de haber gastado dinero en algo innecesario.
Por ello, es importante tener presente que comprar un objeto no resolverá ninguno de tus problemas. Es fundamental que las decisiones de compra sean planificadas con tiempo de manera que tu parte racional aparte a la emocional. También es relevante conocerse bien e identificar en qué momentos y por qué somos más vulnerables a los continuos estímulos de compra que recibimos.
De cualquier manera, y para evitar caer en la tentación, te recomendamos:
- Piénsalo dos veces antes de comprar. No te precipites. Compra lo que necesites, no lo que desees. Y, por supuesto, no te dejes presionar por ofertas, plazos, etc.
- Regálate experiencias. Son tu mejor inversión. Actividades como viajes o conciertos te permiten conocer lugares y personas maravillosas que te dejarán recuerdos más intensos y duraderos que la compra de objetos.
- Mejor en compañía. Cuando realizas actividades con las personas que te importan estás compartiendo tu tiempo, experiencia, conocimiento… Recuerda que relacionarte con los demás produce un beneficio mutuo, además de darte confianza, seguridad y bienestar.
- ¡Regala! Obtendrás una satisfacción mayor que cuando compras cosas para ti.
- Da valor a lo que adquieres. Intenta que cada compra sea un momento especial, no un acto rutinario o una forma más de pasar el rato. Espacia el tiempo entre compra y compra.